El proceso de toma de decisiones en las empresas es clave para alcanzar objetivos de forma estratégica, involucrando a todos los miembros del equipo y promoviendo el liderazgo y el trabajo colaborativo.

En este artículo te explicamos cómo se conforma un proceso de toma de decisiones en las empresas, cuáles son sus etapas y te damos ejemplos de buenas prácticas para hacerlo de forma racional y mejorar procesos internos y externos.

¿En qué consiste el proceso de toma de decisiones en las empresas?

El proceso de toma de decisiones son los pasos que toma un equipo para elegir una opción o solución ante una determinada situación relacionada con el negocio. Este proceso tiene en cuenta varios factores, como los recursos disponibles, los riesgos asociados con cada una de las opciones y el impacto de la decisión sobre los resultados de la empresa.

Establecer un proceso para tomar decisiones implica muchos beneficios para las compañías, como los siguientes:

  • Ayuda a solucionar problemas de manera proactiva y no reactiva.
  • Estimula el trabajo colaborativo y aprovecha las habilidades de cada miembro del equipo.
  • Fortalece los procesos de planeamiento estratégico.
  • Optimiza los recursos económicos y temporales para lograr mejores resultados.
  • Promueve más espacios de innovación.

El proceso de toma de decisiones no es responsabilidad de una sola persona, sino más bien al contrario. En realidad, pone en evidencia la solidez del trabajo en equipo y demuestra si cada opinión se tiene en cuenta con el fin de mejorar y lograr resultados.

El factor racional juega un papel fundamental en la toma de decisiones, dado que es cuando los líderes y responsables de las empresas aprovechan las habilidades y opiniones de su equipo para recoger insights, identificar recursos, nuevas necesidades y posibles riesgos en la toma de cada decisión.

Si hablamos de transformación digital en las empresas, por ejemplo, el proceso de toma de decisiones es indispensable, teniendo en cuenta las muchas decisiones estratégicas que se deben tomar en cuestiones como inversión en tecnología e innovación o análisis de datos, entre otros.

Según el IDC España, para 2023, el 60 % de los responsables de las tecnologías de la información de las empresas (CIO) serán evaluados en función de sus habilidades para cocrear nuevos modelos de negocio y sus resultados, a través de la colaboración entre empresa e industria. Hablamos de una capacidad que sin duda depende en gran medida de la buena ejecución de un proceso de toma de decisiones.

¿Cuáles son las etapas del proceso de toma de decisiones?

¿Cómo podemos empezar a establecer un proceso de toma de decisiones efectivo y estratégico? Los pasos que se exponen a continuación constituyen una guía para comenzar a establecer un proceso que responda de manera práctica a las necesidades de cada organización.

1. Identificar el problema o situación

La primera etapa consiste en identificar claramente el problema o la situación, ya que también puede tratarse de oportunidades de negocio y no de una problemática como tal.

Conocer la problemática o situación que queremos abordar con nuestra decisión implica:

  • Saber cuál es su naturaleza y por qué nos está induciendo a la toma de una decisión.
  • Establecer un objetivo estratégico.
  • Saber por dónde comenzar a evaluar las diferentes alternativas.

En esta etapa del proceso de toma de decisiones, identificamos hacia dónde mirar dentro de la empresa para recolectar la información necesaria para el siguiente paso.

2. Búsqueda de soluciones: alternativas y recursos disponibles

Una vez conocemos el problema o la situación que queremos abordar, evaluamos cada una de las opciones disponibles, teniendo en cuenta factores o criterios que inciden de manera directa en la operación de la empresa, como son:

  • Recursos económicos: ¿cuánto nos cuesta cada opción o alternativa?

Recursos humanos y tiempo de dedicación: ¿cuánto tiempo nos llevará ejecutar cada alternativa y quiénes se van a encargar?

3. Evaluación de alternativas: medición de riesgos

Medir los riesgos es fundamental en el proceso de toma de decisiones. Cada decisión que se toma en una empresa tiene consecuencias y puede repercutir en la reputación de la organización, en la motivación de los empleados y en la satisfacción de los clientes. Sopesar las ventajas y desventajas de cada opción es importante para identificar cuál es la que más conviene para lograr el objetivo que nos hemos fijado.

Además, nos ayuda a conocer qué alternativa se adapta mejor a nuestra filosofía de empresa. Al fin y al cabo, una decisión racional también implica un componente ético, con respecto a nuestros valores como empresa.

4. Toma de decisión

Después de ejecutar el proceso de toma de decisiones, elegimos la opción que más se adapta a nuestros objetivos y necesidades, y la llevamos a cabo. Es importante en este punto establecer una estrategia de ejecución que incluya tareas y responsables de la decisión tomada.

5. Desarrollo y medición de resultados

Cualquier decisión que se tome dentro de una empresa afecta la operación tanto interna como externa. De ahí la importancia de que, en el momento de ejecutar la decisión tomada, se midan sus resultados para que se puedan adoptar acciones constantes de mejora.

Buenas prácticas y consejos

Algunas buenas prácticas para optimizar el proceso de toma de decisiones son:

  • Documentarlo todo de principio a fin.
  • Estar siempre abierto a recibir feedback para mejorar el proceso.
  • Tener en cuenta opiniones del equipo, pero también evaluar el sentimiento de los clientes y el ecosistema de la industria.
  • Evaluar alternativas, teniendo en cuenta factores como:
    • Ciberseguridad
    • Innovación
    • Atención al cliente

Así pues, el proceso de toma de decisiones resulta clave para que las empresas logren los resultados esperados, pero además, sirve como herramienta para identificar nuevas oportunidades de negocio, mientras se promueve el trabajo en equipo y la innovación.