La presencia de las fintech y de otras instituciones financieras a nivel mundial es cada vez mayor, lo cual conlleva ciertos retos a la hora de gestionar costes y riesgos, y garantizar el cumplimiento normativo, sin sacrificar la experiencia del usuario. En ese contexto, los conceptos KYC y AML juegan un papel importante.

En este artículo se abordan las principales diferencias entre estos dos procesos y se explica por qué resultan fundamentales durante el proceso de verificación de usuarios.

¿Qué es el KYC?

En un artículo anterior se explica en detalle qué significa KYC (Know Your Customer o Conoce a tu Cliente en español), cuáles son sus características y qué beneficios ofrece a las empresas. En resumen, se trata de un proceso con el que determinados tipos de negocio pueden conocer y confirmar la identidad de sus usuarios y clientes, lo cual ayuda a disminuir los índices de fraude y delitos cibernéticos.

Para llevar a cabo un proceso de KYC, las organizaciones tienen que recabar información de los nuevos clientes y verificar aspectos como:

  • Nombre completo: un documento que valide o acredite su nombre completo, como el pasaporte, el documento nacional de identidad o la licencia de conducir.
  • Dirección de domicilio: un comprobante de domicilio, como una factura de suministros o un contrato de alquiler.
  • Verificación de edad: este punto es opcional y solo es necesario en función de la naturaleza del negocio o de la industria. Por ejemplo, las compañías con servicios para adultos o las vinculadas a la industria del iGaming sí que lo requieren.

¿Qué es AML?

Los conceptos de KYC y AML se complementan el uno al otro. Sin embargo, existen diferencias importantes que se deben tener en cuenta para que ambos procesos se puedan adoptar de manera efectiva en las empresas.

Por un lado, el KYC busca verificar la identidad de los usuarios/clientes; mientras que, por otro lado, el AML es un requisito que permite conocer en detalle el origen de los fondos y el uso que se les da.

AML significa Anti-Money Laundering (prevención del blanqueo de capitales) y pretende, principalmente, que las organizaciones verifiquen con quién abren relaciones comerciales, para evitar operar con bandas criminales que buscan empresas para lavar dinero.

Así pues, una de las cuestiones que diferencia el AML del proceso de KYC es que en el primero se valida que los nombres de los clientes no aparezcan en las listas PEP (Personas Expuestas Políticamente). En el territorio español, también se las conoce como personas con responsabilidad pública, y se trata de personas que, por sus oficios y cargos, están más expuestas a la corrupción y los sobornos, que podrían conducir al lavado de activos.

¿Cómo funciona el proceso de AML?

Cumplir con los requisitos del AML puede resultar más complejo para las empresas. De hecho, a diferencia de los controles de KYC, en los que se realiza una verificación de identidad inicial, en el proceso de AML se requiere hacer una validación más profunda que implica un control regular de las transacciones de los clientes para determinar el origen de sus fondos y el uso que hacen de ellos.

La siguiente lista de comprobación expone los pasos que deberían incluirse en un proceso estándar de AML:

  1. Un usuario/cliente se registra por primera vez a través de una plataforma.
  2. Se le solicita el nombre completo y la dirección de su domicilio.
  3. Se le solicita su documento de identidad.
  4. Se verifica su nombre en las listas de PEP.
  5. Se verifica su nombre en las listas de sanciones de su país de residencia.
  6. Se supervisan de forma continua las cantidades de dinero que mueve a través de la compañía y a quiénes van dirigidas.

Este último punto, como es evidente, resulta un desafío para las empresas, por lo que es importante contar con soluciones tecnológicas robustas que permitan gestionar estos datos de forma segura.

Existen varios proveedores que ofrecen este tipo de software de control de transacciones. De acuerdo con la encuesta “2022 Thomson Reuters Anti-Money Laundering Insights Survey”, a la hora de poner en marcha un proceso de AML, las organizaciones optan por proveedores que cuenten con una alta reputación y credibilidad, y que además ofrezcan una buena estructura y exactitud en los datos.

KYC y AML: ¿qué relación tienen?

Para explicarlo de manera sencilla, se podría decir que el AML es el gran paraguas que abarca el KYC, junto con otras prácticas; así que a menudo se producen confusiones entre ambos términos.

En el marco de los procedimientos de KYC, las empresas crean el perfil de riesgo de un nuevo cliente, recogiendo datos personales que permiten realizar su registro inicial, también conocido como onboarding digital. Dentro de este procedimiento también es importante conocer dos términos más: Debida Diligencia del Cliente (CDD) y Debida Diligencia Mejorada (EDD).

Por un lado, la CDD es una parte fundamental del proceso KYC, que corresponde a la recabación y verificación de los datos personales del cliente, como su nombre completo, dirección, entre otros.

Por otro lado, la EDD establece una verificación más compleja y suele estar dirigida a personas con antecedentes o con un perfil de alto riesgo, debido a su actividad comercial. En esta práctica se incluye la validación de información en las listas de personas expuestas políticamente (PEP), además de los datos sobre el beneficiario final (UBO).

Otros aspectos que se incluyen en la normativa AML son:

  • Prácticas AML basadas en riesgos.
  • Evaluación constante de riesgos y supervisión.
  • Auditorías y controles internos.
  • Programas de formación para el personal, con el objetivo de dar cumplimiento a las normativas sobre prevención del blanqueo de capitales.

Beneficios de combinar KYC y AML

Los procedimientos de KYC y AML no solo son importantes para fortalecer la relación entre clientes y empresas, sino también para promover una economía más transparente y estable.

Sin importar si una organización recurre solo al proceso KYC o si necesita también adoptar los procedimientos de AML, son muchos los beneficios vinculados al debido cumplimiento de las regulaciones:

  • Las empresas evitan grandes multas y estar en el punto de mira de las entidades reguladoras gubernamentales.
  • Promueven la reputación de la marca, lo cual beneficia las acciones de marketing, además de la imagen de la empresa ante clientes y accionistas.
  • Refuerzan la seguridad a la hora de crear los perfiles de riesgo de los clientes, a través de controles más detallados y constantes.
  • Aseguran mucho más las operaciones de las empresas y se reducen las probabilidades de fraude y de ciberdelitos.

Normativa KYC/AML

Las normativas de KYC se rigen por la legislación local, lo que quiere decir que cambian de un territorio a otro. En el ámbito europeo, se encuentra la Directiva de la (UE) 2018/843 del Parlamento Europeo y del Consejo, relativa a la prevención del blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo.

Esta es la cuarta normativa relacionada con los protocolos de KYC y AML. Esta ley modificó la Directiva (UE) 2015/849, la cual modificaba a su vez las directivas 2009/138/CE y la 2013/36/UE.

En cuanto al territorio español, también se dispone de la Ley 10/2010, del 28 de abril, que hace referencia al blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo.

Además, se cuenta con el SEPBLAC (Servicio Ejecutivo de la Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias), que es la entidad supervisora de todo lo relacionado con la prevención del blanqueo de capitales; y con la DGOJ (Dirección General de Ordenación del Juego), que es la entidad reguladora dirigida específicamente al sector del juego.

¿Qué hay que tener en cuenta para el proceso de verificación AML/KYC?

Cumplir con las políticas AML/KYC puede suponer un gran reto para todos los negocios que ofrecen servicios financieros y que recogen información financiera de sus clientes.

Para cumplir con las regulaciones de manera efectiva y sin poner en riesgo la experiencia de los clientes, es importante tener en cuenta estas cuatro consideraciones:

  1. Contar con sistemas digitales y automáticos hace más fácil la implementación y ejecución de los protocolos KYC/AML.
  2. Adoptar la verificación de identidad en las normativas KYC/AML promueve una mejor relación con los clientes/usuarios.
  3. Los procesos automáticos gestionados a través de software especializado ayudan a las empresas a contar con registros en línea y actualizados.
  4. Utilizar la verificación de identidad en este tipo de sistemas reduce el riesgo de cometer errores.

En general, el proceso de verificación KYC/AML resulta tedioso para las empresas que no disponen de herramientas tecnológicas avanzadas para tal fin. Con los procesos de verificación de identidad KYC de Silt, las empresas logran reducir su CAC (Coste de Adquisición del Cliente) hasta en un 30 %.

Además, nos anticipamos al fraude con procesos que presentan el mismo funcionamiento que las listas públicas de AML de la CIA y la Europol, pero de una manera mucho más efectiva, rápida y personalizada, notificando de forma inmediata cualquier tipo de mala conducta.